Escapada por la tarde, confiando que el
nivel de las charcas y lagunas haya ido remitiendo un poco, y sus orillas
queden libres para las especies que las suelen frecuentar.
Pues bien, este no ha sido el caso, y la
laguna que visitamos aún tenía ocupada toda la superficie por el agua. Un bando de espátulas (Platalea
leucorodia) observamos desde lejos, y decidimos montar el hide confiando que se
acercaran. Tras dos horas de espera, decidimos marcharnos, y ¡SORPRESA! Nada más
salir del escondite alzaron el vuelo y vinieron hacia la orilla en la que nos encontrábamos
y a unos 30 metros aguantaron no más de 2 minutos.
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