Tras varios días de trabajo por Las
Arribes del Duero con más de 40º, y los buitres sobrevolando sobre nuestras
cabezas, por fin el descanso. Aprovecho para acercarme al lugar donde tenemos
nuestro escondite y rellenar el bebedero, con el fin de realizar una sesión al
día siguiente. Pero hoy la casualidad hizo que volviera a encontrarme con mis
amigos los carroñeros y sin los 40º y al lado de casa.
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